sábado, 13 de marzo de 2021
POR IGNACIO ABEL URIBURU
La sociedad asiste atónita a la realidad actual de Formosa y de los pobladores del sur argentino.
Formosa no es la única provincia sometida a un poder feudal pero sí, quizás, la más evidente de todas por las características antidemocráticas y antirrepublicanas de sus instituciones.
En el otro extremo, una organización armada de delincuentes comunes, autopercibidos pueblos originarios, está incendiado propiedades y desalojando por la vía de hechos de violencia a los pobladores de la cordillera, con varias víctimas en su haber incluidos asesinatos.
Hay que decirlo, la violencia institucionalizada es una condición de aseguramiento del modelo de gestión de Alberto Fernández a fin de poner en vigencia el neo chavismo en Argentina. Es decir, la consolidación de la legitimación de la violencia institucional de Insfran y, el despojo de los pobladores del sur por el RAM, representarán dos éxitos del gobierno y el botón de muestra de cómo será el populismo que nos regirá tras las elecciones de octubre próximo: sin libertad, sin derechos y sin justicia.
Así, entre un gobierno nacional cómplice necesitado de la instalación de la nueva normalidad de violencia social y una oposición que se debate en oportunismos y rótulos carentes de todo sentido, estamos los argentinos en el ojo de la tormenta.
Seamos claros, ni la contundencia de una bala reconoce la ideología del que está en su trayecto, ni la instalación del sistema chavista va a ceder a ninguna otra circunstancia que no sea la adhesión incondicional al régimen.
Los argentinos tendremos una chance más si somos conscientes de lo que enfrentamos, y si defendemos la unidad de valores, así como nuestra vocación de ser una nación soberana. Sólo entonces vamos a lograr torcerle el brazo al populismo.
Nuestro bastión es la constitución, con su preámbulo, parte primera dedicada a dignificar al hombre, con sus órdenes de igualdad y de cargas, con sus llamados a defenderla y participar en la siempre inacabada tarea de construir la nación sin grietas, con paz social e inclusión, con justicia, con progreso y con un amplio llamado a todos los hombres libres del mundo a habitar el suelo patrio. También, la parte segunda que nos habla de poderes, leyes, competencias y autoridades de gobierno.
Nadie puede ni está habilitado a ir en contra de la constitución nacional y quién lo haga estará delinquiendo. Nadie puede abstraerse de sus obligaciones desde la situación relativa que ocupa. Ningún funcionario puede excusarse de cumplir la constitución. Ningún policía puede decir que hizo o dejó de hacer algo en contra de la ley porque se lo ordenaron o porque hacerlo hacia peligrar su trabajo. Así tampoco se podrá justificar ningún juez que no haya cumplido el magno deber de velar por los derechos de la ciudadanía.
La resistencia Formoseña y el dolor de nuestros conciudadanos del Chubut nos debería movilizar a todos en todos los puntos del país hasta que quienes empujan a los pobladores a la calle y a las mujeres a esconderse en el monte para poder parir, sea puestos en su lugar natural que es tras las rejas y en el banquillo de los acusados.
Necesitamos «ORDEN» y políticos que estén convencidos de esa necesidad imperiosa. No va a ser con fórmulas mágicas, con actos de oportunismo ni con rótulos, sino con un profundo compromiso por la institucionalidad y la vigencia irrestricta de la ley como vamos a superar la crisis.
¡Involúcrese!
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