Nuestras emociones viajan… nacen en nuestra mente, pero tienen la capacidad de moverse, desplazándose hasta nuestro cuerpo.
Acompáñame por un viaje por tu mente y cuerpo, donde comprenderás al fin cómo se comportan las emociones y por qué…
PRIMERA PARADA – LA MENTE: Nuestra mente vive dentro de nuestro cráneo… o al menos eso nos han contado siempre. Nuestras emociones nacen en la mente, pero hoy te voy a desvelar un secreto… no es el único lugar donde viven.
Las investigaciones más recientes están demostrando que nuestro mundo emocional se expande por todo nuestro cuerpo, porque la mente y el cuerpo son uno. De hecho, nuestras emociones se cobijan en nuestro corazón y en sus 40.000 neuronas, pero también en las más de 500 millones de neuronas de nuestro intestino.
Visto así parece que la mente y el cuerpo son inseparables… y es que lo son, son compañeras de vida que se necesitan mutuamente.
Cuando comprendí la conexión profunda que se produce entre la mente y el cuerpo, comencé a darme cuenta de algo importante… que la mente también vive en el cuerpo y no solo en el cerebro. Porque el cerebro es, al fin y al cabo, el gran supervisor que atiende peticiones de todas partes.
El caso es que para saber lo que sentimos, necesitamos a nuestro cerebro, porque nuestra conciencia reside en él. Las emociones solemos identificarlas en la mente porque estamos desconectados del cuerpo… creo que vivimos en un mundo demasiado mental, donde el pensamiento está por encima del sentir.
Y de tanto pensar, nos olvidamos de comprender las sutiles señales de las emociones, porque se comunican de manera especial… suelen llegar en forma de cansancio, aburrimiento, desmotivación, exceso de energía o necesidad de dormir y descansar. De este modo pensamos que estamos estresados, que estamos fatigados físicamente y no nos paramos a pensar en que tal vez es alguna emoción que se está acumulando en nosotros porque no le damos salida.
Cuando pasa un tiempo sin que la emoción sea escuchada ni regulada, ella, en su sabiduría, da un paso más para hacerse oír.
SEGUNDA PARADA – EL CUERPO: Si no somos conscientes de lo que sentimos y no regulamos a la emoción, esta da un salto al cuerpo y lo hace de maneras curiosas… con síntomas físicos.
¿Y por qué hacen eso las emociones?… muy fácil… porque saben que cuando nos duele el cuerpo, nos hacemos conscientes de nosotros mismos, bajamos el ritmo de vida y nos prestamos atención. Por lo tanto recuerda que las emociones quieren tu atención, necesitan que las escuches y las liberes.
Las formas en que se expresan las emociones en el cuerpo, son muy variadas… un nudo en el estómago, un vacío en el corazón, cierta dificultad para respirar, un nudo en la garganta, diarrea, insomnio, falta de apetito, fatiga extrema, migrañas, dolores de espalda, etc.
Debes saber que cada persona siente las emociones de una manera y para comprender bien estos síntomas, es esencial que nos hagamos conscientes de cómo se expresan en cada uno de nosotros.
Por ejemplo, hace un par de meses la tristeza comenzó a llegar a mi vida de una manera diferente. La sentía como un gran peso en el pecho que me impedía respirar bien. Cuando sentí esto, decidí tomarme un tiempo para mí, para adentrarme en mí misma… porque he de reconocerlo, en ocasiones yo también me olvido de mí misma.
En ese tiempo libre que me tomé para mí, hice una meditación sencilla, tan solo me senté, cerré los ojos, me puse música relajante con sonidos de naturaleza y entré más profundamente en mí. Después, tras unos minutos focalizada en mi respiración, decidí acudir a mi pecho… el lugar donde la sabiduría de mi corazón es más potente. Al contactar con él, las lágrimas llegaron a mí y a mi mente llegó el recuerdo de mi abuelo, que había fallecido unos meses antes.
Aún estaba en duelo, pero se me había olvidado en el caos diario y mis responsabilidades. Pero mi cuerpo, más sabio, me recordó dónde me encontraba y que aún debía integrar esa pérdida. Tras veinte minutos dedicados solo a mí, me sentí liberada y pude continuar con mi vida.
TERCERA PARADA – SOMATIZACIONES: En mi caso, soy consciente de que mi cuerpo me envía señales importantes sobre mis emociones, pero cuando esto no ocurre así y no somos capaces de regular lo que sentimos, ese síntoma físico puntual, puede llegar a convertirse en un síntoma que derive en problemas de salud.
LAS SOMATIZACIONES SON ENFERMEDADES FÍSICAS CUYO ORIGEN ES EMOCIONAL
De modo que la ansiedad oprimida en el cuerpo desencadena una respuesta de estrés que a largo plazo provoca una revolución en el cuerpo, llegando a alterar los niveles de azúcar en sangre, forzando a que nuestro corazón lata más rápido, agotando a nuestro sistema inmune (lo que nos hace más vulnerables a enfermedades e infecciones) o incluso nos provoca problemas gastro-intestinales.
La tristeza encarcelada en el cuerpo, es capaz de aumentar nuestra preocupación por esos signos físicos que la emoción emite para que la escuchemos y esa preocupación nos altera, aumenta nuestra presión arterial y fuerza a nuestro sistema cardiovascular a un funcionamiento excesivo.
La ira acumulada es capaz de crearnos dolores de cabeza habituales o migrañas, también puede aumentar nuestra presión arterial y nos expone a un mal funcionamiento físico generalizado.
Con estos ejemplos no quiero que te asustes, en realidad solo quiero que comprendas que escuchar a las emociones es necesario y que ellas no te van a explicar lo que ocurre dentro de ti… ellas te mandan señales a través de tu cuerpo.
Si notas síntomas físicos extraños que te preocupan, acude al médico. Averiguarán lo que te ocurre y si no hay evidencias de que esos síntomas se deban a algo puramente físico, entonces tendrás una somatización… tus emociones no reguladas se han ido acumulando en tu cuerpo poco a poco hasta que una enfermedad te visita.
No te culpes… no sabías el poder que tienen tus emociones. Pero ha llegado el momento de responsabilizarte de tu salud emocional.
¡Involúcrese!
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